Escucha,
Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6: 4-5
En el capítulo seis de Deuteronomio,
Moisés se dirige al pueblo de Israel para comprometerlos a guardar los
mandamientos, estatutos y decretos de Dios, más específicamente en los
versículos 4 y 5 encontramos una directriz sobre lo que debemos creer
de Dios y lo que espera él del hombre.
¿Qué nos enseñan estos versículos a
creer de Dios?
1- Jehová es nuestro Dios. A quien amamos y servimos, quien nos protege de todo mal, que es eterno, todo lo puede, todo lo sabe y que existe por él mismo.
2- Dios es el único Señor, el único digno de adoración, a quien le debemos respeto y fidelidad. No existe sobre la tierra, en el cielo, el mar o bajo la tierra nada ni nadie que merezca la adoración que está destinada solo a Dios, cualquier idolatría por parte nuestra es inaceptable, entendiendo por idolatría todo aquello que ocupe el lugar de Dios en nuestras vidas, ya que él debe ser el número uno, por lo tanto solo a él oramos, solo a él adoramos, solo a él servimos
¿Qué espera Dios del hombre al saber
esta verdad?
Dios espera que el hombre le ame con
todo su ser, y que ese amor sea demostrado con la obediencia a su Palabra. Nuestra
conducta, nuestros deseos e inclinaciones, lo que nos impulse a actuar debe estar sujeto al amor a Dios.
Por ese amor rendimos todo lo que somos, y lo que tenemos a él. Leemos el mundo
a través de su Palabra, que nos ayuda a
discernir lo que le ofende o agrada.
El
que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues
para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo
espiritualmente. En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo
no está sujeto al juicio de nadie, porque
«¿quién
ha conocido la mente del Señor
para
que pueda instruirlo?» Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.
(1Cor. 2:14-16).
Amemos a Dios por lo que es, amemos a Dios porque para eso fuimos hechos, este es el primer y más grande mandamiento
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